Mi final se acerca, esos días, los que nunca soñé, esos a los que jamás creí llegar, o sentir, o palpitar; Esos los siento aquí, en medio de mi pecho como los de un final que presiento. La bravura, los sueños, Las sonrisas, los abrazos, todos y cada uno se me fueron… Solo he tratado de seguir una huella que no veo, después solo dormir… Las decisiones, los instintos, las ganas me dejaron… Las penas me invaden, las soledades me invaden; Y ese terrible sentimiento de mirarme a un espejo y no saberme reconocer… Me dieron deseos de morir, no me importo la vida, no me importo vivir… … Y en mitad de mi conciencia, en mitad de mi espíritu, en mitad de mi espanto, en mitad de mis miedos, escogí la forma, el momento, y aunque fue solo un instante, sentí que al final me fui…
Como era de costumbre, caminaba por la ciudad, y con su pecho siempre erguido vendía vida mezclando sueños con dignidad… Ese día, y por aquella vereda vio un sillón, viejo, herrumbrado, roto, destruido; Se permitió soñar una vez mas, Imagino un sillón distinto..; Lo tomo para si, y al día siguiente le echo mano, asta quizás hacerlo sentir algo mas que un sillón… Se permitió soñar una vez mas, supo a quien podérselo regalar… Lo lijo hasta que el herrumbre ya no se vio; Compro pincel, lo pinto y le dio luz; Lo envolvió en cintas azules y blancas, las ciño una a una como abrazándolo… Fue preciso, intenso, dedicado, y asta que no lo vio renacer no dejo de soñar… Era mas que un sillón… Con sus propias manos y con la mirada firme lo ofrendo con el calor de su amistad… Seguro de si mismo, algún otro día, se lo vio caminar de nuevo por la ciudad; Quien sabe que sueño le echara mano al andar…
Repudio mi misma huella, esa, parecida a la de quien me creo, me dio vida y me dejo; Enluto tintes de mi ser, y hoy no los desato, no los coloreo… Maldita la ira que me apega aun hoy la tengo pegadita, y no me ayuda, me desvanece, me descarna… Pliego sobre mis sueños la necesidad de su compañía, y ahí lo desgarrador… Y ese sabor eterno de amargura… Encinto formas sobre mi alma, la armo, la rearmo mil veces y como puedo; Mas no puedo… Sollozo con llantos en tinieblas que caen sobre la dulce estirpe de esa sangre que me congela, me quebranta, me quema… Me persigue esa agonía intensa, y aunque huya de ese tormento no me queda mas que caminar sobre esa, su huella, y sobre esta, mi huella…
Algo le hizo vislumbrar mas allá del horizonte, le ciño alas… Se apoderaba de el un lumen desconocido, sentía que emergían efluvios de luz… Y mientras su alma dulce se elevaba como el incienso se sentía el mismo… Su corazón a siegas le dio destino… Su espíritu olía a mirra, laureles, y nardos; Se llenaba de su propia desnudez….
Mientras pensaba en como escribir este texto, debatía con mis pensares para poder recordar y describir aquel día que nos saludamos en un trabajo que comenzábamos con quien después se convertiría en mi gran amigo y hermano… Un apretón de manos fue la presentación de cada uno; Quizás el sello implacable… Los días y los meses pasaron con una cordialidad de buenos compañeros de trabajo, donde cada uno, desempeñaba su función para lo cual estaba designado. Un día de esos el reencuentro se ilumino con una simple invitación a un juego de pool; La idea era olvidarse un poco de las cuestiones laborales y pasar un momento agradable. El objetivo fue mas que cumplido, porque con cada ficha que jugábamos compartíamos una cerveza, cigarrillos, formas nuevas de plantear el juego, y lo mas importante, la alegría de compartir una emoción que nos unía… Después la vida nos fue invitando a seguir descubriendo una charla, Contar un sentimiento, sonreír con algún chiste, compartir un silencio… Y así, el destino te sorprende con esa enorme fuerza que genera el verdadero espíritu de la amistad en su esencia mas pura, donde el respeto y el acompañamiento esta permanentemente presente… Sin querer, y en este camino glorioso de recorrer y caminar nuestro propio destino, el abrazo de despedida siempre esta presente; Yo lo llamo “el abrazo de los domingos”, que es como generalmente concluimos esa semana cargada de vivencias, donde al final de cada debate se respira con el pecho lleno y el corazón puesto… Deberían conocerlo a mi amigo, es generoso como la vida misma…
Encanto de las lunas que vendrán con miradas frescas, suaves… Luz que baja de otros horizontes con destellos de pupilas encontradas… Amaneceres de algún amor con paciones de cielos nuevos… Vientos tibios que arrastran aguas con olas que rizan desde algún lugar… Esperanza, fe, y mucha pasión, perfume misterioso que rodea cada verso que me descubre…
Busco en la magia de estos días el silencio que me aísla y que me atrapa con cada recuerdo el presente que me encarcela. Miro el pasado que me ciñe, y lo ojeo como a un libro de tapas rotas y hojas viejas..; Las tomo con la bravura de un mar que irrumpe sobre algún acantilado, y los diluyo con la fe que me acompaña; Los quemo, los entierro, los exhorto de esta, mi vida…
Percibió el tormento que acosaba su alma, sintió que el vacío lo poseía y que su corazón estaba sofocado por una inmensa tristeza que le susurraba… No encontró salida; Solo dejarse estar sin saber siquiera lo que le podía esperar… Le dolió el pecho, sus manos se cerraron, y sintió que su espíritu estaba en peligro. En medio de tanto tormento supo que lo inevitable seria pasajero; Pero no dudo en dar batalla, libero una plegaria…
Detrás de el hay mucho camino andado, las aguas le corrieron turbias muchas veces, pero también la calma llego a su espíritu; Si, es todo espíritu… Es un designio lo que marca su andar, y va mas allá de estos horizontes; Es el mañana, es el futuro, y casi sin darse cuenta lo toma cada día en un puñado de presente… Su historia es rica y es sabia, su realidad es simple y es cotidiana; Pero el sabe presentir, y a cada uno le da su justo lugar… Su medicina no es la tradicional, es que sus ojos ven mas allá y su mirada la sabe atrapar. Su voz es clara y sincera, sabe definir sus ideas, y sus palabras son justas; Siempre contempla con calma lo que hay delante… Su universo es tan inmenso que lo regala cada día como una ofrenda personal. Al respeto siempre lo antepone, forma parte de su gran identidad… De corazón autentico modela casi sin darse cuenta su cielo interior; Por eso lo llamaron “AMAUTA”: el brujo, el sabio. …Y hay mucho mas, Pero solo el lo sabe…
Cordobés de nacimiento, treinta años, delgado, cabecera de familia, padre, albañil, y por sobre todo defensor y admirador de la vida; Así que por opción es enfermero y técnico en diálisis. Su don es brindar en forma constante una sonrisa a los demás; Con esa chispa que enciende en cada momento a trabes del humor sano y transgresor del típico cordobés. Es imposible no sonreír cuando el se manifiesta. Su historia de vida es de lucha constante, con sueños y muchos deseos de progresar; Y por ellos va… Es tanto el dolor y las miserias humanas que se ven en un hospital, de un lado y del otro, desde los enfermos y desde los que trabajan como profesionales… Es difícil mantenerse estable y digno; Pero el pareciera lograrlo en su justa medida… En la sala de diálisis, el brilla por si mismo, constantemente esta pendiente de sus tareas; Y cuando se abre la puerta para la entrada de los que se dializan, muchos llegan deprimidos, con dolencias propias de sus patologías, o con rechazo al tratamiento por ser crónico; Y allí esta el, desestructurado y ofreciendo un chiste tras otro; Esos momentos son mágicos, porque su don se manifiesta y comienza a fluir con cada uno de los que se conectan a una maquina. Y entre risas y sonrisas se pone a pleno la posibilidad de seguir generando vida en personas que llevan con su tratamiento una cruz personal… Así es Jacobo, compañero, amigo, profesional, y siempre brindándose a los demás con su don especial… El de hacer sonreír…
A penas cincuenta años de vida y con una historia que marca su camino desde el nacimiento; Oligofrénica, ciega, atada a una maquina de diálisis y con una madre que refleja en su andar ochenta años de su lucha… Hasta aquí un camino de sufrimiento como el de tantos… Su llegada al servicio fue en una silla de ruedas en medio de llantos y dolor; Es difícil entender personas que no se saben expresar con palabras. Muchos de los que hacen medicina reflejan lo que en una universidad muestran los libros de estudiosos; Pero allí no termina todo, el resto del camino lo hace cada uno con lo que la vida le va ofreciendo… Ese día un enfermero entendió parte de su llanto y la supo comprender; Ella solo escucho su voz, y se calmo… Desde aquel instante y día tras día en su tratamiento, ella lo buscaba, y el acudía; y entre medio de chupetines y pastelitos de membrillo que ella le pedía y el le regalaba, ella se tranquilizaba … Parecía verlo, porque cuando el estaba, su rostro reflejaba un oasis en medio de su tormento… Su voz había abierto las puertas de su alma y con ellas el amor que le comenzó a profesar… Te amo! Le decía a veces, y seguía eligiéndolo a el en medio de lo poco que podía expresar con esa mezcla de niña, espíritu de adolescente y cuerpo de mujer. Aquel día, de alguna manera se eligieron, ella sin poder verlo o saber como es; Y el, con solo desplegar sus sentidos… Esta es una pequeña historia de amor, tan grande que ofrece la verdadera esencia en su gran magnitud; Y que va mas allá de la enfermedad física o psíquica, o del sexo, o de la edad… El amor tiene esas cosas, la del encuentro, la del susurro en el oído, la de la acaricia en el alma que hace que encontremos la paz… El amor tiene esas cosas, no tiene tiempo, no tiene espacio, solo esta cuando dos almas se encuentran en su justa medida…
Por estos días la tristeza cubre mi alma y siente crujir ese sonido desgarrador que me lleva hasta lo mas lejano de mi ser… Penetra en mi el latido como túmbales de un sonido lejano deslizando un pañuelo blanco entre mis manos que añora la paz y pide a gritos el amparo… Siento mis pies cansados y mi mente apabullada, y sin querer escucho el eco de un grito con sabor a hiel que solo yo noto escapar de mi garganta… El ocaso, la vida, la muerte, la esperanza; Ya nada vale para mi, y todo cobra sentido a la vez… Me descubro y me asombro cono un niño en sus primeros pasos, fiel a si, a pesar del dolor; Ese dolor que no solo es mío, que también es ajeno, y sufro… Quizás porque en mi soledad también hay soledades de otros… Todo se termina, esta solo este instante, el mío, con eso amargo que desde tiempo refriega mi alma… No quiero, no busco, solo espero esa luz para que ilumine mis soledades…
Esa noche de verano parecía haber traído consigo la envestidura de los primeros días de invierno, la suave brisa daba escalofríos… Quizás como soplaba el alma de Alicia… Esa misma noche se la vio a primeras horas de la madrugada comprando caramelos en el quiosco de la esquina; Meticulosamente eligió once, talvez era el numero exacto que pensaba saborear en esa larga y apesadumbrada espera … Con su alma tolerante y preocupada se dispuso a entrar en la clínica donde su madre estaba internada por una infección que todavía los médicos no lograban discernir… Mientras en el internado, su madre, entre susurros supo decirle a alguien que su gran miedo no era morir, sino el darse cuenta… Inquieta y en la soledad de sus pensamientos, recogía entre sus memorias un manojo de recuerdos que teñía su espíritu en un agradecimiento eterno para con su madre… Seguramente descubría una vez mas en su corazón el legado mas preciado que una madre puede dejar a un hijo…
Seguramente su vida giraba en torno a las cuatro de la tarde; Ese era su horario de diálisis en rutina de tres veces por semana; Cincuenta y ocho años, diabética, no vidente, diez años de tratamiento, y seguramente muchos sueños incumplidos… Cuando los riñones artificiales estaban listos los técnicos abrían las puertas de la sala, y con algún chiste de por medio, amenizaban esa entrada que para muchos parecía ser una traición, un juego erróneo de la vida… A Rosa había que ayudarla, guiar su entrada, pesarla, y ubicarla en su sillón; Comúnmente uno de los técnicos parecía ser su preferido, así que por lo general era el quien la conectaba, y aunque para ella esas agujas eran como recibir una especie de puñal, nunca dejaba de deslizar su mano izquierda sobre la suya; Allí, a susurros le confesaba su amor, en segundos le preguntaba si se había acordado de ella, y como hacer para escapar de su familia y encontrarse con el… Le expresaba su amor a escondidas…. Le terminaba de programar la maquina, recostaba su sillón, la cubría con una manta, y parecía disponerse a soñar… Por aquellos días sus diálisis parecían serle una tortura, no soportaba si quiera la mitad de su tratamiento, se la entraba en sillón de ruedas, se hipo tensaba, bajaban sus glucemias, y su estado anímico se deterioraba a pasos agigantados… Pero ella nunca dejaba de deslizar la mano sobre la suya… Uno de esos días fue cuando uno de los médicos dio la noticia, Rosa había dejado de existir, sus hijas la encontraron por la mañana dormida en su cama… Aun hoy, en sus días de diálisis, el parece sentir esa caricia sobre su mano…