sábado, 15 de mayo de 2010

UNA PEQUEÑA HISTORIA DE AMOR...

A penas cincuenta años de vida y con una historia que marca
su camino desde el nacimiento; Oligofrénica, ciega, atada
a una maquina de diálisis y con una madre que refleja en su
andar ochenta años de su lucha…
Hasta aquí un camino de sufrimiento como el de tantos…
Su llegada al servicio fue en una silla de ruedas en medio de
llantos y dolor; Es difícil entender personas que no se saben
expresar con palabras. Muchos de los que hacen medicina
reflejan lo que en una universidad muestran los libros de
estudiosos; Pero allí no termina todo, el resto del camino
lo hace cada uno con lo que la vida le va ofreciendo…
Ese día un enfermero entendió parte de su llanto y la supo
comprender; Ella solo escucho su voz, y se calmo… Desde
aquel instante y día tras día en su tratamiento, ella lo buscaba,
y el acudía; y entre medio de chupetines y pastelitos
de membrillo que ella le pedía y el le regalaba, ella se
tranquilizaba … Parecía verlo, porque cuando el estaba,
su rostro reflejaba un oasis en medio de su tormento…
Su voz había abierto las puertas de su alma y con ellas
el amor que le comenzó a profesar… Te amo! Le decía
a veces, y seguía eligiéndolo a el en medio de lo poco que
podía expresar con esa mezcla de niña, espíritu de
adolescente y cuerpo de mujer.
Aquel día, de alguna manera se eligieron, ella sin poder verlo
o saber como es; Y el, con solo desplegar sus sentidos…
Esta es una pequeña historia de amor, tan grande que ofrece
la verdadera esencia en su gran magnitud; Y que va mas
allá de la enfermedad física o psíquica, o del sexo, o de la
edad… El amor tiene esas cosas, la del encuentro, la del
susurro en el oído, la de la acaricia en el alma que hace que
encontremos la paz…
El amor tiene esas cosas, no tiene tiempo, no tiene espacio,
solo esta cuando dos almas se encuentran en su justa medida…

1 comentario:

Cecy dijo...

El amor tiene esas cosas.
De dos almas unidas siempre.

Besitos querido Martín!