Fueron horas, días, meses quizás, los que sentado en una vieja silla de hospital al costado de la cama, esperaba se recuperara de aquel mal que tanto perturbaba su cuerpo…
Adolecía de algo que los libros enunciaban con definiciones perfectas y comprobadas tantas veces que parecía no ser el único, ni el ultimo; Aunque para el, si lo era, quizás porque sentía ser el golpe mas fuerte…
Sabia de sus respiraciones cortas, de su pulso irregular, de su latido débil, de sus parpadeos como en sueños, de su terrible debilidad… A pesar de la cruda realidad, solo rezaba en su interior el fuerte deseo de saberlo libre, tan libre como tantas veces lo descubrió… (Con los ojos de su alma…).
La fuerza proveniente de su interior parecía no ser suficiente para sanarlo, sentía necesitar algo más... Mas amor quizás, mas paz, mas pasión, mas humanidad… No lo podía descubrir, pero su compasión se hacia aun mas fuerte para poder estar de su lado, aunque su cuerpo cansado no se separaba ni un instante del costado de la cama, de aquel viejo hospital…
Fueron horas, días, meses quizás, hasta que por fin pudo darse cuenta que era su alma la que estaba al borde de partir…
Despertó, y se dio cuenta que el día seguía siendo bello, tan bello como ayer, porque pudo respirar…
4 comentarios:
Es una narración que nos ubica en nuestra realidad como seres mortales, sujetos a muchos riesgos en los que nuestra vida se sostiene de un delgadísimo hilo invisible.
Un fuerte abrazo.
hola martin, hermoso texto que me hace reflexionar mucho.
te dejo un abrazo amigo
Como siempre mi amigo, tus textos son joyas que me llevo en el alma...
besos
Sinceramente no poder respirar es horrible, no sé si exista algo peor, pues gracias a Dios no me ha pasado nada mas desesperante que el no poder respirar, no se lo deseo a nadie...
Saludos :)
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