Algo le hizo vislumbrar
mas allá del horizonte,
le ciño alas…
Se apoderaba de el
un lumen desconocido,
sentía que emergían
efluvios de luz…
Y mientras su alma dulce
se elevaba como el incienso
se sentía el mismo…
Su corazón a siegas
le dio destino…
Su espíritu olía a mirra,
laureles, y nardos;
Se llenaba de su propia desnudez….
1 comentario:
Parece un despertar tranquilo...
Un abrazo querido Martin.
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