Despertó como de costumbre… Un bostezo enorme sobre su rostro
reflejaba lo mal que había dormido esa noche.
Otra vez los sueños… Y esos pensamientos letales que acompañaban
la memoria de lo poco que podía recordar… Siempre lo mismo,
la misma historia, los mismos rostros… Y finalmente, los mismos
pensamientos subsumidos…
Las situaciones se fragmentaban en algunas imágenes visuales,
algunos discursos, y algunos juicios, que al fin de cuentas no sabia
si los modificaba o no.
A penas comenzaba a abrir la boca para el bostezo, y a veces hasta
antes, su pensamiento estaba ahí, latente, manifiesto como expresión
psíquica e inteligible.
Ella sabía que había alguna relación directa entre la naturaleza de lo
más intimo de su ser y lo confuso de sus sueños… Y eso la inquietaba.
Perdida entre almohadones y sabanas blancas, en sus noches todo era
intenso, diferente. Los sueños la perseguían, y ella ya los consideraba
los guardianes del dormir…