La marca la lleva en sus piernas y en su sangre…
Con a penas veinticuatro años la silla de ruedas maneja
sus deseos de movimientos, ya no puede caminar, correr,
ni pasear en bicicletas… Y como si eso fuera poco, sus
venas tienen la marca de las punciones de diálisis….
Sus jóvenes años seguramente se transformaron en una
vejez adelantada, su rostro lo demuestra, sus escasas
sonrisas, su tenue y apagada mirada, sus palabras escasas….
En su ya crónico tratamiento a penas si se lo puede
escuchar cuando la necesidad de su sufrimiento se hace
sentir en su cuerpo…
Su mirada parece estar detenida en el tiempo pidiendo
casi constantemente una palabra, una caricia, un abrazo,
una respuesta que nunca llega…
Cuanto dolor palpita su alma… Un espejo que refleja casi
constantemente el camino profundo he inagotable del dolor;
Camino en el que seguramente debe resignar su búsqueda
a poder encontrar su verdad, su esencia…
Sin saberse mucho de el, y con su mirada triste, se lo ve
llegar y se lo ve partir…