Casi sin pensarlo, esa noche se vio envuelto
en la gran ciudad, donde todo parecía
cobrar vida a cada paso que daba…
Carteles luminosos, vidrieras excéntricas, cines, bares,
y muchos rostros saboreando la incertidumbre
del no saber a donde llegar…
Por unas horas se sintió tan inseguro como
en su hogar, asta que su cuerpo le comenzó
a pedir en forma casi desesperada eso que tanto
lo hacia olvidar, y que por sobre todo le hacia
olvidarse de si mismo…
Esa madrugada fue en el banco de una plaza
donde sus venas sintieron ese efímero placer
de irse poco a poco…
Exhausto y lleno de miedos dejo que el éxtasis
fuera su dueño…
Casi inerte viajo con su mente a lugares donde
jamás podría llegar; Vio luces, colores,
escucho música, se sumergió en mares bravíos,
viajo, una ves mas viajo…
3 comentarios:
Lindo viaje Martin.
Es una alegria siempre leerte.
Besos amigo!!!
Es una narración triste, porque entiendo que el viaje es uno que requiere de sustancias adictivas para poder realizarse, la llegada de ese viaje ha de ser todo un trauma.
Saludos.
Vivir es un acto de valentia cotidiana, seguramente, y esa lucha nos templa...en cambio muchos eligen caminos aparentemente mas faciles para escaparse de las dificultades pero a cada regreso la realidad se les hace siempre mas dura.
Buen relato, Martin.
Un fuerte abrazo
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